miércoles, 10 de agosto de 2011

Volvíamos de la playa esa mañana, y sí, ella volvía despeinada. Aun y así se veía tan preciosa, sus ojos relucían verdes por el sol y el agua del mar, la brisa movía su pelo hacia delante, echándose sobre su cara; esa tostada cara, tan preciosa..

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